Las invasiones germánicas
en Hispania: suevos, alanos, vándalos y godos.
Hispania
contaba con una población aproximada de unos 5 millones de habitantes, y que
con cuyas exportaciones abastecía a Roma hasta el siglo V. Sin embargo la
crisis generalizada que culminaría con la fractura del Imperio Romano
en el 476 d.C. fue debida fundamentalmente a los pueblos bárbaros y su presión
sobre el «limex», principalmente allí donde se encontraba el ejército romano formado
por los Hérulos (germanos federados que no dependían de ninguna gens y que
luchaban únicamente por su paga), y que por cuya presión y roces con
Roma,
terminan por incendiar la ciudad italiana de Pavía, y movilizarse hasta
sustituir al emperador romano de Occidente, Rómulo Augusto, e imponer a Odoacro
en el 476 (nombrado rey de Italia por sus propias tropas).
Así, a la par que se
producen estos hechos, aprovechando la fusión del Rin, los vándalos, suevos, y
alanos invadieron el imperio con gran pujanza, y al cabo de tres años, habían
cruzado los Pirineos y llegado a la península Ibérica.
No
obstante, a pesar de todo, la proporción poblacional que entró en la península
era ínfima (apenas llegarían a suponer el 6% de la población). Los estudios han
logrado cifrar las poblaciones germánicas en:
Visigodos:
200.000
Suevos:35.000
Vándalos:
15.000
Alanos: sin datos aproximados.
Los
Suevos se asientan en Galicia y forman Reino, los Vándalos no llegan a formar reino
y por ello han de llegar en inferior número.
Sin
embargo, desde el 409 ya están entrando germánicos en la península sobre todo a
través de Roncesvalles.
Organización territorial romana en el momento de las invasiones. |
En la
zona de Galicia se asientan concretamente Suevos y Vándalos Asdingos, este emplazamiento
será motivado seguramente porque al constituir por sí misma una población poco
numerosa en movimiento elegirían la zona más periférica y así no entrar en
conflictos con los romanos.
En la
zona de la Lusitania se asienta otra parte de la población asdinga que entra a
la península, teniendo como ciudad más importante Emerita (Mérida).
En la
zona de la Baetica se asentarán los Vándalos Silingos, con Hispalis (Sevilla)
como ciudad más importante.
A la
zona de la Cartaginense llegarán los Alanos, con Carthago (Cartagena) como ciudad
más destacada.
No
obstante, de las 5 provincias romanas que había hasta entonces en la península,
la única que no será ocupada por ninguna población germánica será la Tarraconense,
este hecho es debido a que es la provincia en la que se asientan casi todas las
fortificaciones romanas.
Posible situación y asentamiento de los pueblos bárbaros. |
Mientras
tanto, los visigodos, que habían tomado Roma hacía dos años, bajo el mando de
Ataulfo dejaron Italia en el 412 y fueron al sur de Galia y el norte de España
(territorios de la Septimania) fundando allí el Reino de Tolosa y creando sus instituciones.
Las largas y complejas luchas de Ataúlfo para dominar el Sur de Las Galias le
ocuparon varios años (411 a 414). En el
414 el rey Ataúlfo, realizó una alianza con Honorio y con el Magister Militum
Constancio.
Pero a
pesar del pacto, Honorio, rompió con los visigodos y firmó un pacto con los burgundios
para que éstos se colocasen en la retaguardia de los visigodos y los
destruyesen, Ataulfo decidió entonces casarse con Gala Placidia, hermana de
Honorio, a quien tenía cautiva desde el saqueo de Roma en el 410.
Constancio
fue enviado a la zona y los visigodos fueron derrotados en Narbona, lo que,
sumado al bloqueo marítimo y terrestre de Roma a los visigodos para privarles
de alimentos, hizo que los Visigodos tuvieran que atravesar los Pirineos hacia Hispania
(conservando únicamente el sur de la Galia). Así, los visigodos entraron en la
Tarraconense asentándose la corte en (Barcino) Barcelona, firmando en el 418 un
«foedus» con el Imperio romano, en nombre del cual podían asentarse en Hispania,
y como contraprestación militar los visigodos se encargarían de combatir a los Suevos,
Alanos y Vándalos Asdingos y Silingos que ocupaban las provincias de Hispania.
Después
del asesinato de Ataulfo, y el reinado de 7 días de Sigerico, otra facción
nombró a Valia que ante el caos de su pueblo y no poder marchar a África
decidió pactar con Roma en el 418. Gracias a este «foedus» los visigodos fueron
instalados ahora en Aquitania y son federados del Imperio. Establecieron su
capital en Tolouse.
En el
419 en las crónicas de Hidacio, Orosio y San Isidoro de Sevilla, que escriben
en latín y que nos cuentan que los Vándalos, Suevos y Alanos comienzan a
guerrear entre ellos. A consecuencia de estos movimientos, todos los vándalos
se concentrarán en la Betica, los suevos formaran Galicia, y los Alanos
desaparecerán de la historia.
Los
Vándalos cruzan el estrecho y forman el Reino Vándalo en el Norte de África del
429 al 534, en el 455 el Reino Suevo tendrá su máxima extensión. En 534 los
Vándalos del Norte de África serán conquistados por el Imperio Bizantino, y
llevados a
Asia
como esclavos.
El problema de la
Bagaudia Hispana.
Durante
este tiempo (siglo V) se da en el norte de España el problema de la bagaudia
Hispana,
el nombre (Bagaudia) es de origen celta y procede de la bagando. Término
traducido como siervo, campesino, que se rebelaron contra sus señores, se
niegan a pagar las rentas a los romanos, se organizan perfectamente en
asambleas y a parte de cultivar sus tierras, se dedicaron al pillaje contra las
zonas romanas limítrofes.
Es
conocido por la crónica de Hidacio, quien narra que el fenómeno dio lugar a episodios
violentos en el interior de la Tarraconense (alto y medio valle del Ebro) del
441 al 454. Después de numerosos enfrentamientos en 441, 443, 449 y 454; es en
este último año cuando el príncipe visigodo Federico, hermano menor del rey
Teodorico, al frente de un ejército de godos y en nombre del imperio aplasta
definitivamente a los bagaudos que se localizaban en esta zona.
El
origen de todos estos movimientos se basaba en el malestar del campesino en el
Bajo imperio, debido a la disminución de los pequeños campesinos y su
conversión en gentes vinculadas a los grandes señores por lazos de dependencia
señorial, a la elevada presión fiscal del Estado y a la mayor prepotencia de
los jefes militares y los terratenientes.
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