La economía y la vida
rural en el reino visigodo.
La economía visigoda giraba en torno a una agricultura y
ganadería de subsistencia, la artesanía y el comercio se vieron reducidos por
ser actividades ligadas a las ciudades.
La vida rural viene destacada por el sistema de explotación
denominado vicus, heredero de las antiguas villas romanas. A su vez, todas las
ciudades visigodas son administradas judicialmente por un «iudex».
Sin embargo, hay que destacar que a medida que nos acercamos al
año 711 y sus momentos posteriores se registra un aumento de los latifundios,
hecho que se debe a que al no haber un poder central los magnates intentarán
ocupar más tierras ya sea comprando o ocupando militarmente.
Este aumento de territorios se traduce en un aumento de poder al
disponer de un mayor contingente de vasallos al servicio de cada magnate.
La producción agropecuaria.
Los cultivos están condicionados por las características
geográficas de la península, por ello se distinguirán claramente tres de ellos,
el cultivo de cereales, la vid y el olivo. Los cereales se darán sobretodo en
la zona de Castilla, la vid en el Sureste y la meseta, y los olivos en
Andalucía.
Una parte de la producción de estos cultivos iba destinada a los
propios visigodos, pero la otra se exportaba. A estos tres tipos de cultivos
hay que añadir otros tipos de cultivos de secano que también se daban y la
meseta y los cultivos de regadío que se daban en las proximidades de los cauces
fluviales y que comprendían sobretodo cultivo de árboles frutales y hortalizas.
En cuanto a la ganadería, ésta se basaba esencialmente en el
ganado vacuno, ovino, caprino y porcino. Pero lo que más abundaba sobre la
geografía peninsular eran los grandes rebaños de ovejas y cabras, que
proporcionaban carne, leche, queso, y en el caso de las ovejas además, lana.
La cría de cerdos era también muy importante para la
alimentación y para los abonos del campo. El buey y el toro se utilizaban sobre
todo para la labor del campo. La cría de caballos se empleaba también como
alimentación, pero sobretodo como arma de guerra.
El comercio
El comercio era fundamentalmente de carácter local, aunque
esporádicamente se realizaba uno a nivel regional para vender excedentes de trigo,
vino y aceite. Sin embargo, una de las principales fuentes de exportación era
la de los esclavos (hombres para trabajos agrícolas, y mujeres como concubinas).
Los visigodos continuarían utilizando la red de trasportes que
dejaron los romanos, las calzadas, sin embargo, éstas serían inseguras por el
bandidaje. Normalmente solía utilizarse la carreta tirada por dos bueyes para
los desplazamientos, aunque en ocasiones se prefería la mula por ser más
rápida.
El comercio también se realizaba por vía fluvial a través del
Guadiana, Guadalquivir, Tajo, Duero y Ebro, que eran navegables. Por otro lado
también se daban unas ferias anuales de ganado en el Norte peninsular y mercados
semanales.
La moneda.
La acuñación de moneda visigoda comienza sobre el siglo VI, un
período donde coexistirán monedas imperiales romanas y las nuevas monedas
visigodas. No obstante, ya por esos tiempos era habitual la falsificación de
moneda.
El sistema monetario visigodo fue monometalista, basado en el
oro y ajustado al patrón ponderal de libra romana. La moneda visigoda nos
ofrece el documento histórico más objetivo de su época, a la que sirvió como
medidor de su economía, a lo largo de la evolución de su sociedad. En época de
Leovigildo, la moneda responde con su propaganda de tipos y leyendas a
universalizar ese sentimiento nacional. Las primeras emisiones visigodas
siguen, al igual que las de otros pueblos bárbaros, las normas impuestas por
Roma.
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