A
partir del siglo VIII se produce una introducción del sistema económico
musulmán en la península, y tendrá diferentes fases implantación debido a las
diferencias sociales y culturales entre la sociedad hispano-visigoda existente
y la musulmana.
La
sociedad hispano-visigoda era fundamentalmente rural, mientras que la andalusí era
urbana y artesana.
De
este modo aparecerán tres etapas en la evolución de la economía andalusí
en la península:
Autarquía (711-730):
Con la súbita y rápida conquista musulmana y la instauración del Emirato de Córdoba (Dependiente del
Califato de Damasco) se da inicialmente un período en el que se mantendrán los sistemas de producción latifundista visigodos y a quienes se les
solicitará tributos que irán destinados a Córdoba. No obstante, este período
destacará por ser autárquico y conservar una economía de subsistencia, ya que
no se puede transformar tan rápido las tierras conquistadas, es una etapa en la
que hay bastante trueque y poca moneda, ya que las «cecas necesitan un fuerte
control.
A pesar de ello la producción fundamental será la de cereales en secano que proporcionará
una cosecha al año. Se mantiene el cultivo del olivo y la vid.
La explotación ganadera (sobre todo lanar) es trashumante buscando
pastos en migraciones Norte-Sur en invierno. Esta ganadería proveía de lana,
lácteos y cuero.
Economía Comercial
(siglo IX):
En esta etapa la economía
se regirá por la oferta y la demanda, un aumento de la urbanización, aumento del uso de monedas, una mejora en los transportes, y sobre todo una serie de
mejoras agrícolas que permitirán la aparición de excedentes.
Los mercados ahora estarán dirigidos a
abastecer a los centros urbanos en expansión.
Se
requerirá más oro y plata para la fabricación de monedas, esclavos para el
trabajo en el campo, y «madrasas» para estudiantes.
Asimismo,
la última fase de esta etapa será el comercio
exterior con el excedente generado, y conectar así Al-Andalus con el exterior.
Se establecen rutas para obtener oro y esclavos de Sudán, y alumbre de Oriente Medio; y aumentan
las producciones de cuero de la Bética,
las espadas de Toledo, las uvas
pasas, cereales y aceite.
Se
crea además una marina de guerra y de
comercio, andalusí; y que a partir de este período le llevará a dominar el
mediterráneo, creando numerosas colonias comerciales.
Mercado Urbano (siglo X):
Durante esta etapa y tras frenar las ambiciones de los núcleos
cristianos del norte peninsular y las revueltas internas, Abd al-Rahman III
decide proclamarse califa (jefe político y religioso de los musulmanes) e
instaura el Califato Omeya de Córdoba, coincidiendo con el Califato de Bagdad
(abasí) y el Califato de Cairuán (fatimí).
La máxima preocupación de esta etapa será la de abastecer los mercados de los Grandes
centros urbanos como podían ser Córdoba
o Granada, conseguir contratos
comerciales para vender productos en estas ciudades sería el deseo de muchos y
grandes comerciantes.
Durante el siglo X se
introducirán las mejoras en los sistemas de regadío a través de los
sirios (especialistas en ellas) que trae la aristocracia árabe (y
caracterizarán por el prefijo de sus nombres Beni-). Estas mejoras permitirán
que se pueda cultivar arroz (muy productiva frente a la general producción
deficitaria de cereal) y que en general se lleguen a obtener tres cosechas en
vez de una.
La intensificación de los
cultivos cuya explotación está coordinada por el Estado, además de la
introducción de nuevos terrenos para su uso, y las dos cosechas de excedente, beneficiarán
sobre todo a los comerciantes.
Se incrementará la
acuñación de moneda, lo que implicará una necesidad aun mayor de oro y
plata, y para ello será a su vez necesario una conquista militar de ciertos
territorios africanos para conseguir estos materiales, además de esclavos.
En consecuencia se registra durante esta etapa un aumento de la
recaudación tributaria por parte del Estado para el Califato de Córdoba.
Córdoba queda unida mediante rutas
comerciales con el Mar Negro, el Mar Báltico, la India, y China.
Mientras tanto...
el territorio cristiano del norte aunque comienza
la lenta repoblación hacia el sur de las zonas fronterizas vacías entre ambos
reinos, sigue estancado en una economía rural que no rebasa el sistema
económico del intercambio. Un gran problema al que se enfrentarán es que cuando
conquisten grandes ciudades, carecerán de las redes y recursos suficientes para
abastecerlas.